En una oscura y fría noche de diciembre, un oficinista solitario volvía a su casa, conduciendo por la carretera, luego de una larga jornada de trabajo. Había sido una semana pesada y cansadora, pero al fin regresaba a su casa, para dusfrutar de su merecido fin de semana.
El camino era largo y desolado, ni un alma se cruzaba en su camino, de momento.
Todo parecía en calma, hasta que de pronto... UN PUTO CIERVO HIJO DE PUTA APARECE DE LA PUTA NADA Y CRUZA DE FRENTE COMO SI LE VALIERA MADRES. ¡QUE PUTO SUSTO, JODER! ¡CASI SE MATA, COÑO!
En fin, el tipo quedo con los cojones en la garganta, del tamaño de unos manís, pero hizo como si nada porque, bueno, estaba cansado, no tenía ganas de mamadas.
Fin. ¿Les gustó? ¿Perturbador, eh? Es broma, que puta mierda de historia, pero tenía ganas de escribir y no sé, se me ocurrió. Bye.
